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  • La policía nos trató como delincuentes en todo momento

    Estudiantes, egresados y manifestantes que llegaron de provincia narraron los maltratos y abusos que recibieron por parte de la policía durante la violenta intervención a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).

    La policía nos trató como delincuentes en todo momento

    Fuente: Diario La República

    El sábado 21 de diciembre, a las 9:30 de la mañana, la Policía Nacional del Perú (PNP) ingresó con la tanqueta TE-10415 a la ciudad universitaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con el fin de detener a todas las personas presentes en el lugar.

    Sin medir el uso de la fuerza, la PNP agredió a las personas que se encontraban tomando desayuno, reducidas y sin actitud de defensa.

    Empezaron a lanzar gas lacrimógeno, incluso desde el helicóptero. Los policías empezaron a capturar a la gente como si fuéramos delincuentes. A mí sí me golpearon el pie al momento de tirarme al piso, todavía sigue verde, cuenta Luis, estudiante que prefiere el anonimato por temor a las represalias durante la investigación.

    Luis fue uno de los 192 detenidos el sábado 21 de diciembre, a las 9:30 a.m. Todavía conmocionado por el violento suceso, aceptó narrar los hechos a La República, siempre que no lo identificaran.

    La mayoría de las personas que llegaron de provincia se encontraban cerca de las puertas, junto a donde se almacenaba todos los alimentos que llegaron a través de las donaciones. Ahí, la policía apresó a la mayoría, los obligaron a ponerse boca abajo y con las manos en la espalda.

    La policía nos dijo: Manos arriba, arrodíllense. Mis compañeros se pusieron a llorar. Sí, nos golpearon, cuenta Wilber, de 51 años, que llegó de Ilave junto con una delegación para protestar.

    Como lo ha acreditado este periódico en informes anteriores, los efectivos policiales ingresaron a la Ciudad Universitaria para "capturar terroristas". Pero, oficialmente, las autoridades del Gobierno de Dina Boluarte arguyeron que los policías incursionaron en el claustro universitario a solicitud de la rectoría para desalojar a "usurpadores". Esta versión luego fue desmentida por Jeri Ramón.

    Vi que a las personas de Ayacucho los golpeaban más fuerte, fueron brutales con ellos, tanto con las mujeres como con los hombres. Los puñetearon. Un policía revisó la mochila de uno de ellos y encontró una botella de vinagre y le dijo qué es eso y se lo tiró en la cara, golpeándolo , manifestó Luis.

    En esa línea, Fermín, de Arequipa, narró que un policía lo redujo con una patada en la espalda y que vio el maltrato que recibieron sus paisanos.

    "Mientras estaba en el suelo, pude ver que mis otros compañeros eran golpeados por los policías. Todos recibían golpes en la cabeza y parte de su cuerpo, con sus varas", señaló.

    Luego de las primeras detenciones en el interior del claustro estudiantil, efectivos de la Policía, en un evidente acto planificado, se dirigieron a la vivienda universitaria. Obviamente, los estudiantes residentes no eran "usurpadores". Increíblemente, los agentes capturaron a todos los alumnos que estaban en sus cuartos, rompiendo a patadas las puertas que se encontraban en el camino.

    Desproporción y abuso

    No dijeron nada, solo entraron a la residencia, lanzaron las puertas y comenzaron a disparar, señaló Judith, una residente que también solicitó no ser identificada.

    Yo estaba en mi cuarto, a varios compañeros los sacaron de sus cuartos. No nos dijeron por qué nos sacaban. Recién ayer, a la medianoche, nos dijeron el motivo de la detención, agregó. Le indicaron que era por "usurpación agravada".

    Mientras que Melissa, otra residente, confirmó que los policías, a pesar de que desde adentro de las habitaciones les decían que eran estudiantes, hicieron pedazos las puertas de entrada y de los baños. De acuerdo con los testimonios recogidos, los efectivos policiales hicieron uso desproporcionado de la fuerza.

    Nos han golpeado con su vara, nos han tirado al suelo, nos han amenazado horrible, cuenta Judith. A una compañera le dejó bien rojito [la pierna] y no paraba de llorar (por el dolor), indicó Melissa.

    Prisioneros

    Los 192 detenidos fueron trasladados a la sede la Dirección de Investigación Criminal (Dirincri) y la Dirección contra el Terrorismo (Dircote). Aprovechando que prohibieron el ingreso de los abogados, la policía agredió a algunos manifestantes sin motivo alguno.

    Un policía me metió puñetes en el estómago porque me demoraba en quitarme un collar. Le pregunté por qué lo hacía y solo se volvió más violento y me tiró el collar al suelo, describió otra víctima.

    Mientras que otra estudiante narró a este diario que un grupo de detenidos fue conducido a un calabozo oscuro que se encuentra en el sótano de la Dirincri, debido a que la policía se había enojado con sus declaraciones ante la Fiscalía.

    "Nos llevaron a un sótano durante tres horas, era un calabozo con olor a orines y no había nada de luz. Todo el tiempo te sentías coaccionado", reveló Luis. La policía en todo momento los fotografiaba, los filmaba y los amenazaba con golpearlos.

    Intervención de la Policía en San Marcos.

    "Nos decían que los abogados no nos iban a ayudar, ni la Defensoría, ni los congresistas. La policía nos trató como delincuentes en todo momento", sentenció.

    Asimismo, algunos detenidos confirmaron que la PNP los obligó a quitarse toda la ropa para revisarles que no tengan ningún objeto prohibido. No hubo respeto para nadie.

    Entre los arrestados se encontraban una madre con su hija menor de edad, personas mayores con enfermedades graves y hasta periodistas de Puno que, pese a identificarse, fueron detenidos violentamente.

    "Estaba con chaleco de prensa, identificada, pero igual me detuvieron. Antes de que me detengan, pude observar que la policía le apuntaba con sus armas a la gente", dijo la periodista Paty Condori.

    La abogada Marisol Fernández indicó por las redes sociales que la policía también impidió que los defensores cumplieran con su trabajo de manera adecuada. Más bien demoraron las diligencias para que no continúen con la defensa de los detenidos.

    También narró que los policías no permitían que se le comprara sus medicamentos a uno de los detenidos, que lo requería con urgencia. Recién cuando se le informó de la real gravedad de su estado de salud, accedieron. El abuso policial puso al límite la vida de los detenidos.

    Datos

    Humillación. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos denunció que la PNP obligó a las detenidas a desnudarse y agacharse para buscarles drogas en sus partes íntimas.

    Presión. Algunos detenidos denunciaron que la policía les exigió firmar un acta de detención sin presencia de abogados.

    Sin comer. También señalaron que no recibieron comida hasta las 10 p.m., debido a la demora de las diligencias en las dependencias policiales.

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